Fe infantil: Una lista de Escrituras

Publicado originalmente en inglés en: http://wolfmueller.co/infant-faith-list-scriptures/

Aquí hay un viejo artículo que no ha dejado de ser útil. Fue en el 2006, yo era un pastor bebé, constantemente me encontraba con personas que negaban el bautismo infantil. En uno de estos encuentros se me ocurrió, que lo que realmente se rechazaba era la posibilidad de que un bebé creyera en Jesús.

Esto es problemático, especialmente para aquellos que confiesan que la fe en Cristo es la única manera de ser salvo. Si los bebés no tienen fe, entonces solo hay dos terribles posibilidades: (1) todos los bebés son condenados, o (2) hay salvación aparte de Cristo.

Resulta que las Escrituras son particularmente claras acerca de los bebés y la fe. Los pasajes relevantes están conectados aquí, e incluyen algunos comentarios.


“¿Vas a bautizar a tu bebé?” Le pregunté a un amigo que también es pastor de una iglesia sin denominación en la ciudad.

“No Bryan,” contestó, “tú sabes que nosotros creemos en el bautismo de creyentes”.

Tal fue la conversación que provocó este breve ensayo, ya que de repente, y con profunda claridad, se hizo evidente la conexión que existe entre rechazar el bautismo infantil y rechazar la fe infantil. El razonamiento es el siguiente: “Si solo bautizamos a los creyentes, entonces, por supuesto, no bautizamos a los bebés, porque los bebés no creen y no pueden creer” 1.  Bautizar a un bebé se entiende como un “bautismo de no creyentes”. Yo propongo que es este pensamiento contradice las Sagradas Escrituras mostrando no solo la posibilidad sino también la realidad de la fe infantil.

Fe infantil, Antiguo y Nuevo Testamento

¿Los bebés tienen fe? Si bien podemos sentirnos tentados a responder a esta pregunta con la razón o la experiencia, solo hay un lugar confiable para encontrar la respuesta: las Sagradas Escrituras. ¿Qué dice, pues, la Biblia? 

Salmo 71: 5-6 (LBLA)

porque tú eres mi esperanza;
oh Señor Dios, tú eres mi confianza desde mi juventud.
De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento;
tú eres el que me sacó del seno de mi madre;
para ti es continuamente mi alabanza.

Tenga en cuenta, en primer lugar, que la palabra “juventud” es expansiva en hebreo, utilizada como una palabra para describir bebés, jóvenes y mujeres 2. El contexto de esta palabra indica lo que el salmista (presumiblemente el rey David) quiere decir con “juventud”, agregando al texto “nací” y me hicisite nacer”. Esto es tan joven como puede serlo, y para este joven bebé el Señor es su “esperanza”, su fe, su confianza.

En el verso 6 quizás preferiríamos una traducción más literal. La palabra traducida “he dependido de ti” es reflexiva, “apoyar” o “prepararse” 3. Aquí hay algunas versiones diferentes:

En ti he sido sustentado desde el vientre; (RVR1960)
Aún estaba yo en el vientre de mi madre y ya me apoyaba en ti.  (DHH)
De ti he dependido desde que nací; (NVI)

Estas frases, “sustentado, apoyaba, dependido” ciertamente implican fe. Este versículo, como el anterior, exalta la fe y la confianza del niño “desde el nacimiento”. Este texto habla de la confianza y la dependencia de un infante en el Dios verdadero, y este texto no es el único en las Escrituras.

Cuando pasamos a las páginas del Nuevo Testamento, encontramos varios pasajes que discuten la posibilidad y la realidad de la fe infantil. Hay una serie de palabras griegas para ‘niño’, y una revisión rápida de estas palabras ayudará a preparar el escenario para nuestra revisión de estos pasajes. 4

paidion : esta es la palabra más común que se utiliza de un niño muy pequeño, un infante, un hijo, tanto niños como niñas.

brephos : esta palabra se puede usarse para describir bebés aún no nacidos en el útero [San Lucas 1:41,44] o de bebés lactantes e infantes [San Lucas 2:12,16].

mikron – Literalmente, “pequeño”, esta palabra se puede usar para describir la estatura de uno [San Lucas 19: 3], la edad de uno [San Mateo 18: 6,10,14], o en estima, influencia y poder.

napion – Esta palabra se puede usar de un infante, a menudo amamantando [Hebreos 5:13], o, en el sentido legal, de un menor. [Gálatas 4:1].

Thalazonton – Uno que está amamantando [San Mateo 21:16].

teknon – hijo, con especial referencia a la relación con los padres, utilizado incluso para bebés en el útero.

Jesús bendice a los niños
San Lucas 18: 15-17 [Y paralelos en San Mateo 19: 13-15 y San Marcos 10: 13-16] (LBLA)

Y le traían aun a los niños muy pequeños para que los tocara, pero al ver esto los discípulos, los reprendían. 16 Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios. 17 En verdad os digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Jesús querría que los niños vinieran a él, y que nadie se los prohibiera. ¿Por qué? Porque “de los tales es el reino de Dios”. Los niños que poseen el reino son los bebés, los bebés lactantes que son llevados en brazos de su madre. (Bebés y niños se usan indistintamente en este pasaje, los bebés [brephos] que se traen son los mismos niños [paidios] que Jesús recibe). Y que de ellos sea el reino no es accidental; como si Jesús dijera: “Debido a que no han alcanzado la edad de responsabilidad, pasaré por alto la necesidad de la fe y les daré el reino a estos bebés porque son inocentes” o alguna otra cosa similar. No, de ellos es el reino de los cielos en el sentido de que los niños son la imagen misma de la fe. Los niños son de tal manera la imagen de la fe que los adultos deben volverse como ellos para alcanzar el reino de los cielos. Esta misma enseñanza se escucha en el siguiente texto, donde Jesús nuevamente habla de la necesidad de llegar a ser un niño para tener el don del reino celestial.

Verdadera grandeza
San Mateo 18:1-5 [Y paralelos en San Marcos 9:33-37 y San Lucas 9:46-48] (LBLA)

En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? 2 Y El, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.

Aquí Jesús pone a un niño en medio de sus discípulos para enseñarles quién es el más grande en el reino de los cielos, y, lo que es más, dice que a menos que nosotros también nos convirtamos en niños, no entraremos en el reino de los cielos. No hay dos maneras de obtener el reino de los cielos, una para los adultos (fe) y otra para los niños (aparentemente solo por ser niños). Poseer el reino de los cielos es el único resultado de la fe (Sola Fide). Según Jesús, los niños son los poseedores del reino y, por lo tanto, la imagen misma de fe y humildad. Esto es expresado con claridad en el siguiente versículo.

Estos pequeñitos que creen en mi
San Mateo 18:6 [Y paralelos en San Marcos 9:42-43 y San Lucas 17:2, vea también 18:10 y 14] (LBLA)

Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.Los pequeñitos del versículo seis son los niños del pasaje anterior que Jesús pone en medio de sus discípulos. Estos “pequeñitos” se describen explícitamente como los “que creen en” Jesús. La claridad del texto no necesita comentarios.

Más adelante en el texto, estos pequeños son descritos como los poseedores de ángeles que “contemplan siempre el rostro de mi Padre” [18:10] y como aquellos quienes el Padre desea que no se pierdan. [18:14].

Jesús da gracias al Padre

San Mateo 11:25-27 [Y paralelo en San Lucas 10:21-22] (LBLA)

25 En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. 27 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Jesús nos enseña, que es la voluntad del Padre revelar “estas cosas” a los niños. ¿Qué son “estas cosas” que los niños tienen? No se escandalizan por Cristo, sino que confían que Él es el “que ha de venir”, enviado de Dios. [San Mateo 11:3-6] Es el sabio y el prudente que tienen tantos problemas con las obras de Cristo, pero no los bebés. Estos son aquellos a quienes el reino les ha sido revelado.

Si bien podría ser un misterio para nosotros, se está volviendo claro que en la mente de Jesús y en el contexto de las Escrituras no es extraño pensar que los bebés, infantes y niños son quienes creen en Cristo. Puede que a nosotros no nos parezca bien atribuir a los infantes fe y confianza en Cristo, pero esto parece agradable los ojos del Padre [11:26].

De la boca de los pequeños y de los niños de pecho

San Mateo 21: 15-16 (LBLA)

15 Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que había hecho, y a los muchachos que gritaban en el templo y que decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, se indignaron 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les respondió*: Sí, ¿nunca habéis leído: “DE LA BOCA DE LOS PEQUEÑOS Y DE LOS NIÑOS DE PECHO TE HAS PREPARADO ALABANZA”?

Jesús cita aquí cita Salmos 8:2 para respaldar los elogios que los niños le ofrecen a Él mientras hace su entrada triunfal en Jerusalén. El Señor recluta a niños, bebés y lactantes para que canten Sus alabanzas y anuncien Su venida. Si bien es posible que el Señor levante Su alabanza incluso de las piedras [San Lucas 19:40], es Su placer establecer (o preparar) Su alabanza con la confesión y el canto de bebés y lactantes. Esta alabanza es ciertamente un fruto de la fe. 

Juan el bautista

San Lucas 1:15,41 (LBLA)
15 Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.
41 Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,

Las circunstancias de la concepción y el nacimiento de Juan el Bautista son ciertamente únicas, y, por lo tanto, no debemos suponer demasiado. Lo que está claro es que ciertamente es posible que el Espíritu Santo llene a un niño incluso en el útero, y que este niño incluso responde con alegría ante la presencia de Su Señor (quien también está en el vientre de la bendita Virgen María).

Que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras

2 Timoteo 3:14,15 (LBLA)

14 Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 

La palabra “niñez” nos llevaría a pensar en esto como una persona joven, estudiando y apoyándose en un profesor, pero la palabra griega “brephos” nos empuja más atrás, a la infancia. Una vez más, según el testimonio de las Escrituras, no es extraño que un niño confíe, crea, conozca y alabe al Señor.

Porque conocéis al Padre

1 John 2:12,13 (LBLA)

12 Os escribo a vosotros, hijos, (teknon)
porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
13 […] Os he escrito a vosotros, niños, (paidion)
porque conocéis al Padre.

San Juan, aquí, se dirige a los niños pequeños como lo hizo nuestro Señor, como aquellos que creen. En la primera instancia (versículo doce), esto podría verse como un saludo familiar, como lo hace Juan en 2:1 (Mis hijitos, teknia) y otros lugares. Pero el hecho de que Juan cambie la palabra en el versículo trece es sorprendente y nos lleva a interpretar a los niños pequeños a los que se hace referencia como jóvenes, niños, bebés, etc. Vemos que esto no es poco común en la Palabra de las Escrituras.

Vemos en el testimonio de las Escrituras que los infantes pueden y tienen fe. Esto significa que el bautismo de infantes es bautismo de creyentes. Así que la conversación original sobre la fe infantil,

“¿Vas a bautizar a tu bebé?” Pregunté.

“No Bryan, tú sabes que yo creo en el bautismo de creyentes.”

“Bueno,” y aquí viene la respuesta, “yo también” 5.  Si bien la fe no es la que valida el bautismo, cuando bautizamos a un bebé no estamos simplemente salpicando agua sobre una roca. Este niño puede y tiene, por el poder de la Palabra de Dios, fe en Cristo Jesús, de los tales es el reino de los cielos. Lo que ahora se hace evidente es que hay dos diferentes entendimientos de la fe en acción. Por un lado, la fe es vista como un don de Dios, por otro lado, la fe es la respuesta del hombre a la oferta de salvación. Ahora tomamos estos dos diferentes entendimientos de la fe al considerar la fe como un don.

Fe como un don

Para entender la concepción bautista / evangélica de la fe, recurrimos a un texto clásico que se ha utilizado durante años como una “herramienta para testificar” : Las Cuatro Leyes Espirituales 6. Las Cuatro Leyes Espirituales son:

1. Dios te ama, y tiene un plan maravilloso para tu vida.

2. El hombre es pecador y está separado de Dios, por lo tanto no puede conocer ni experimentar el amor y el plan de Dios para su vida.

3. Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecador. Sólo en Él, puedes conocer el amor y plan de Dios para tu vida.

4. Debemos recibir a Jesucristo como Señor y Salvador mediante una invitación personal; entonces podremos conocer y experimentar el amor y plan de Dios para nuestras vidas.

Dese cuenta que el Evangelio, como es expresado en la tercer ley, es potencial. “A través de [Jesucristo] puedes conocer y experimentar el amor […] de Dios” Es posible conocer el amor de Dios, pero hay un primer paso necesario para el potencial cristiano, debe haber una respuesta al amor y el plan de Dios. La fe, entonces, es el “deber” de la cuarta ley, “Debemos recibir a Jesucristo como Señor y Salvador”. En las Cuatro Leyes Espirituales, este “recibir” se expresa como “la oración del pecador”, invitando a Jesús a nuestro corazón. Hay varias formas en las que el “recibir” ocurre en diferentes iglesias, pero todas son una respuesta al ofrecimiento de salvación. La fe, entonces, es una “respuesta”, un acto del hombre a quien se le ofrece el Evangelio. 

Si así es como se entiende la fe, es comprensible que se excluya a los bebés. Los bebés tienen problemas para repetir la oración del pecador o caminar hacia el llamado al altar; los bebés tienen problemas para hablar y caminar del todo. Así que la incapacidad de responder se equipara a la incapacidad de creer.

La Biblia, por otro lado, tiene cuidado en demostrar cómo la fe es un don de Dios. “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios;” [Efesios 2:8 (LBLA)]. El don de Dios es precisamente la fe a través de la cual viene la salvación. “Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en El, sino también sufrir por El, [Filipenses 1:29 (LBLA)] “[…] en el cual también habéis resucitado con El por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos.” [Colosenses 2:12 (LBLA)].

La fe, entonces, es un don, creado por la Palabra de Dios. “ Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” [Romanos 10:17 (LBLA)] Por supuesto, Dios no cree por nosotros. Somos nosotros, bebés y adultos, quienes creemos, así como somos nosotros los que vivimos y, sin embargo, así como Dios nos da vida y la sostiene, así también Dios da y sostiene nuestra fe. Aunque los bebés no pueden hablar, ciertamente pueden oír. Aunque los bebés no pueden responder, pueden recibir regalos. Como vimos en el estudio de los textos bíblicos, la confianza, dependencia y receptividad de los infantes es la imagen misma de la fe.

Puede ofender nuestra razón y sensibilidad, pero las Escrituras son claras en cuanto a que los bebés y los niños pueden y tienen fe. Que Dios conceda a todo su pueblo, jóvenes y viejos, la fe de un niño para que el reino de los cielos sea nuestro.

INJ
Pastor Bryan Wolfmueller
Oculi, Cuaresma III, 2006

NOTAS
[1] Es interesante notar que la mayoría (sino todas) de las declaraciones oficiales de la iglesia bautista no hacen explícitamente la conexión entre el bautismo del creyente y la falta de bautismo infantil; es, supongo, asumido. No pude encontrar una oración que oficialmente dijera: “Por lo tanto, no bautizamos a los bebés”. Aquí hay algunos ejemplos:

La Confesión Bautista de 1689 [1688], Del bautismo.

1. El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada una señal de su comunión con él en su muerte y resurrección, de estar injertado en él, de la remisión de pecados y de su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida.

2. Los que realmente profesan arrepentimiento para con Dios y fe en Nuestro Señor Jesucristo

y obediencia a él son los únicos adecuados para recibir esta ordenanza. [Tomado de http://chapellibrary.org:81/pdf/books/lbcos.pdf]

La confesión bautista de New Hampshire, 1833.

“Creemos que enseñan las Escrituras que el bautismo cristiano es la inmersión en agua del que tenga fe en Cristo, [1] hecha en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; [2] a fin de proclamar, mediante bello emblema solemne, esta fe en el Salvador crucificado, sepultado Y resucitado, y también el efecto de la misma fe, a saber, la muerte al pecado y. la resurrección a nueva vida del fiel, [3] y que el bautismo es requisito previo para los privilegios de la relación eclesiástica;”. [Tomado de http://imagenbautista.cl/historiabautista/la-confesion-de-fe-bautista-de-new-hampshire-de-1833/]

La Fe y el Mensaje Bautista, revisados ​​en 2000.

“El bautismo cristiano es la inmersión de un creyente en agua en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Es un acto de obediencia que simboliza la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y resucitado, la muerte del creyente al pecado, la sepultura de la antigua vida, y la resurrección para andar en novedad de vida en Cristo Jesús. Es un testimonio de su fe en la resurrección final de los muertos. Como es una ordenanza de la iglesia, es un requisito que precede al privilegio de ser miembro de la iglesia y a participar en la Cena del Señor. ” (Tomado de https://www.fbbchurch.org/ensenanza)

Por otro lado, la conexión es explícita en el primer artículo de la Confesión Anabaptista de Schleitheim de 1527. (Escrito dos años antes de los Catecismos de Lutero).

“I. Observe con respecto al bautismo: el bautismo se otorgará a todos aquellos que hayan aprendido el arrepentimiento y la enmienda de su vida, y que crean verdaderamente que sus pecados son quitados por Cristo, y a todos los que caminan en la resurrección de Jesucristo, y desean ser sepultados con Él en su muerte, para que puedan ser resucitados con Él y para todos aquellos que con este significado nos lo soliciten (el bautismo) y lo exijan para sí mismos. Esto excluye todo bautismo infantil, la abominación más alta y principal del Papa. En esto tienes el fundamento y el testimonio de los apóstoles. Mateo 28, Marcos 16, Hechos 2, 8, 16, 19. Esto es algo que queremos mantener de manera simple, pero firmemente y con seguridad.”

(www.anabaptists.org/history/schleith.html) Esta Confesión se cita en el sitio web de los Bautistas del Sur en un artículo que explica el entendimiento Bautista del bautismo. (www.bpnews.net/bpnews.asp?ID=14103)

[2] Na`ar “Muchacho, de edad de la infancia hasta la adolescencia” a. Un infante [Éxodo 2:6], por nacer [Jueces 13: 5,7,8,12], recién nacido [1 Samuel 4:21], no destetado [1 Samuel 1:24; también Isaías 8: 4, cf. 7:16+]. b. un infante recién destetado [1 Samuel 1: 24,25,27], etc. c. juventud: de la juventud Ismael [Génesis 21: 12f], Isaac [Génesis 22: 5,12] … d. con especial énfasis en la juventud [Jueces 8:20; 1 Samuel 17: 33,42] … e. En edad para matrimonio [Génesis 34:19], Absalón, [2 Samuel 18: 5,12]”
The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Hendrickson Publishers: Peabody, MA. 1906, Sixth Printing, 2001, p. 654-655).

[3] Sámej está en Niphal, como en Isaías 48: 2. Ver BDB, pág. 701-702.

[4] Las definiciones se tomaron de A Greek-English Lexicon del Nuevo Testamento y otra Literatura Cristiana Primitiva, Walter Bauer, William Arndt and Wilbur Gingrich (The University of Chicago Press. Chicago, IL. 1979)

[5] Que [en la iglesia luterana] asume la fe en el niño que se bautiza puede verse en la liturgia bautismal luterana. Antes de que el niño sea bautizado se les pregunta:

“N., ¿Renuncias al diablo?”

Respuesta: “Sí”

“¿Y todas sus obras?”

Respuesta: “Sí”

“¿Y todos sus caminos?”

Respuesta: “Sí”

Entonces él preguntará:

“¿Crees en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?”

Respuesta: “Sí”

“¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació y sufrió?”

Respuesta: “Sí”

“¿Crees en el Espíritu Santo, una santa iglesia cristiana, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna después de la muerte?”

Respuesta: “Sí”

“¿Quieres ser bautizado?”

Respuesta: “Sí”

Esta liturgia está tomada del libro bautismal de Lutero, publicado en 1523 y republicado en 1526 (del cual es tomado este texto). Esta traducción [en inglés] está tomada del Libro de Concordia, ed. Kolb and Wengert (Augsburg Fortress. Minneapolis, MN, 2000. p. 374-375).

La rúbrica requiere que los tutores respondan a las preguntas en lugar del niño, sin embargo, es el niño al que se le hace la pregunta y, por lo tanto, es el niño el que dice: “Sí, renuncio al diablo. Sí, creo en Dios Padre. Sí, creo en Dios el Hijo. Sí, creo en Dios el Espíritu Santo. Sí, quiero ser bautizado ”. Esto asume que el niño tiene fe antes de ser bautizado. Así que los luteranos, siguiendo la liturgia luterana, bautizan a los creyentes.

[6] Las Cuatro Leyes Espirituales fueron escritas en 1965 por Bill Bright, el fundador de “Campus Crusade for Christ”. Aproximadamente 1.5 mil millones de copias de este folleto se han impreso de acuerdo con el sitio web evangélico de Campus Crusade.

Pastor Bryan Wolfmueller
Bryan Wolfmueller, pastor of St Paul and Jesus Deaf Lutheran Churches in Austin, TX, author of "A Martyr's Faith for a Faithless World", "Has American Christianity Failed?", co-host of Table Talk Radio, teacher of Grappling with the Text, and theological adventure traveler.